Hermano Vietnamita:

Ven a pasar esta Navidad con nosotros.  Trae a tu mujer y a tus hijos.  Ellos dormirán en la cuna que me espera.  El departamento de papá es pequeño y sencillo como el que yo tengo ahora, pero ahí encontrarán ustedes el calor y la paz que les negó la guerra.

He oído decir a mamá que naceré en mayo y que quisiera que para entonces los tuyos ya no sufran, que la guerra se haya ido por donde vino y la entierren definitivamente.  Hasta mientras, dile a tus hijos más pequeños que jueguen con mis cosas, después les haré compañía.

Piensa que nunca faltará un lugar donde levantar la cometa de los sueños y que siempre habrá un minuto en que podamos aflojar libremente el potro de nuestra risa.  Quizá acá no asombre tanto el fantasma creado por los hombres.

Yo te ofrezco el sitio y el minuto del que hablé hace un instante.  Tal vez, junto a nosotros, logres entretener la tristeza que te llegó sin que quisieras y borres por un segundo, de tus ojos, la visión amarga de la muerte.

Ven a pasar la Navidad con nosotros, cenaremos juntos, yo los miraré desde dentro, con la humildad de mis ojos chiquitos y les haré señas de amistad con movimientos leves.  Entonces ustedes comprenderán que de veras los piensa y quiere,

Juan Fernando Santos Camacho

1966