Testimonio  (1965)

(Capítulo segundo de un dolor inacabable)
A Patricia

Delirio

Podría
sacar una ampliación de mis lágrimas
y devolverte el original de mis tristezas.

 

Desempolvar las memorias de mis horas
y mostrar la huella de tu ausencia.

 

Apretar, de nuevo, en mis manos
el cuello de un vaso
y desangrarme en una queja.

 

Traer el eco de mis monólogos nocturnales
y enviarte en las postraciones de la tarde
el testimonio de la nostalgia.
Recoger mis fracturas interiores
y formar el cuerpo de tu inconsciencia

 

O también podría
emigrar de tus ojos
y definitivamente
virar esta página doliente de mi vida.

 

Guayaquil, verano de 1964