Testimonio  (1965)

DOS LAMENTOS

A Reinaldo Huerta.

 

(A un herido de la República Dominicana)

En Centroamérica
pisadas extrañas
despertaron el crimen

Después,
para sorprender al pueblo
el huracán marino
danzó más salvaje.

Los hombres
medidores de estrellas
fueron culpables.

(A cualquier madre de Vietnam)

A la misma hora
de las otras ciudades
el aire se está fugando.

Corderos
de variados colores
balan a la muerte.

Por eso,
en tierra amarilla
las cruces se arman
con brazos maternos.

1965