La Llaga Insomne (1967)

ELEGIA

a Lola y Cristina
Santos Santos

I

Teresita Santos ha muerto.
Su desohamiento total
parece en mi alma
un lirio estremecido
o una lágrima
que se abre
en el recuerdo
y lo lastima.
Tan fugazmente
se apagó su sangre
que no alcancé a darle
un recado para las nubes,
ni a conversar con ella
de su infancia y la mía.
Cuando llegué preguntando
dónde estaba,
me dijeron
que una enfermera absurda
había entristecido su risa
y roto su vida.
Me contaron
de su pasión por este invierno,
de sus diminutas manos
endurecidas por el frío
de un crepúsculo amargo
y de la humildad
con que bajó la cortina
de sus ojos.

 

II

Ah, cáncer, cáncer,
esta muerte tampoco te la perdono.
Maldigo el nombre que llevas
y tu creación.
El sitio donde vives
amenazando
y tu parentesco con la muerte.

 

III

Teresita,
estas palabras
que aún te llegarán húmedas
han de hablarte
con la misma sencillez
de otros días.
Las escribo este sábado
porque hoy lancé al viento
las estampillas que no pude darte.
Y pienso
que te recordarán muchas cosas,
mientras tú haces, con las nubes,
escarpines para los niños del cielo.

 

1966