Testimonio  (1965)

EPILOGO

Al final
de este amanecer poético,
antes
de encontrarme
con el rostro de mi obra concluída,
mi alma
mira atrás
y saluda
con mano agradecida
a Manuel Santos Verduga,
a Ileana Espinel Cedeño,
a Ignacio Carvallo Castillo,
y al Prof. Manuel Mite Pezo,
que fueron tierra, agua y sol
en el brote de esta simiente.