Testimonio (1965)
TRÍPTICO DEL AMOR TOTAL
INICIAL Madre:
si tu corazón,
crecida lágrima palpitante,
se vertiera en estos versos
yo no hablaría
más que de ternuras,
de perdón y de llanto.
SALUDO A todas
las que conservan
su dignidad impoluta.
A las que saben
de los insomnios
y los desgarramientos.
A las que llevan
lirios en las manos
y cristos en los ojos.
A las que transportan
rumores de viento,
quejidos de ave,
en sus palabras leves,
en sus consejos blancos.
A las que son capaces
de perpetuar el día
para que nunca
la noche nos asombre.
A las que ven inclinados
sus ruegos
en la ventana
de la desesperanza,
y a pesar de ello
aún persisten
en el retorno
de irretornables frutos.
Y para todas las madres
que conozco a través
de la mía,
labro este poema
hoy que ha querido
mi alma ser abrazo
y plegaria de mi tristeza
RUEGO Prométeme Señor,
que cuando ella
a tus plantas llegue
sabrás cuidarla
como algo que fue
del dolor y del llanto.
Prométeme que dejarás
que tus predios
sus rosales perfumen.
Y que vele
el sueño sereno
de tus ángeles buenos.
Prométeme que serás
más justo con ella,
porque no concibo
que madre tan santa
no tenga en tu reino
la vida y la calma.
Segundo domingo de Mayo
1965