Testimonio (1965)
A la memoria de
Alejandro Santos Verduga
AUTO – PRESENTACIÓN
Al entregar esta primera parte de mi vida, lejos de pedir limosnas a un prologuista que satisfaga vanidades literarias, me encuentro en el deber de explicar la razón de mi poemario.
Quien al galope de veintiún corceles conoció las emociones que guardan los poemas de este libro, quien se asombró al presenciar la consumación del cerillo de la infancia, quién fue dios al sentir los primeros síntomas del amor y pronto hombre, cuando el dolor humedeció los atropellados latidos, quien vió extinguirse una desolada existencia y diariamente observa la prosaica realidad, no debe callar, no puede estar distante de quienes airean su inconformidad con las tormentas de la vida, está en la obligación de decir su palabra… no importa el peso de ella, hay que decirla para no ser cómplice de los seres que vegetan en un mundo absurdo.
He ahí, la única razón de este poemario.
JACINTO SANTOS VERDUGA

Poemas
